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sábado, 25 de agosto de 2012

Descalza y a lo loco

 
 
Así me he sentido, liberados mis pies, liberada mi mente, mi alma y mi espíritu.
Mis días de asueto empezaron con una herida que poco a poco se fue cerrando, y ya solo muestra una cicatriz que me recordará siempre que hay veces que confiar demasiado en lo que nos sale directamente del corazón, no es ni bueno ni recomendable...tan solo cuando se trata del amor verdadero, puro, duradero,  poderoso, único, mágico e intemporal..., yo tengo ese amor a mi lado, y él me tiene a mi; y los dos somos mucho más que todo; tenemos lo imprescindible, nos tenemos.
 
 
 
He convivido con muchas personas, familiares y sin embargo amigos, amigos casi familiares y otros tantos que ni una cosa ni la otra...en la diversidad y la variedad está el gusto...
No son buenos tiempos, tenemos problemas económicos, unos más y otros menos; lo peor es ser tan pobre como algunos que no tienen más que dinero..., aludiendo a mi Maestro Sabina.
La crisis se traduce en desesperanza para muchos, aunque hay otros que confían sus problemas al altísimo pensando que él solucionará todo: "Dios proveerá"...
Y qué decir de aquellos que se creen imprescindibles...qué tontería más grande. He aprendido a que hay que ser un poco egoísta para ser feliz; la misma palabra lo dice: egoísta: discípulo de uno mismo. Me quiero, y cada vez estoy más orgullosa de mi misma, cómoda en mis zapatos; y si me fastidia alguna rozadura, que suele pasar, pues me pongo una tirita. Este verano mi mejor y más eficiente tirita ha sido el sentido del humor. Me he reído mucho, y es que la vida te muestra situaciones tan cómicas...
 
 
 
Me encanta sentirme parte de otra persona, calzarme sus zapatos y aunque no sean de mi número comprobar que puedo dar unos cuantos pasos con ellos...Aunque de lo que verdaderamente he disfrutado este verano, es de pisar la arena fría en la noche mientras me comía un bocadillo con mi gente, y después bañarme en la mar, purificarme bajo la luna, tomar su frío, su halo y su luz y guardarlo junto con la transparencia del agua que parecía invitarme a quedarme allí para siempre. También he disfrutado de calzarme mis deportivas y correr, correr, correr...mientras observaba los cambios del cielo en los atardeceres, rojos, azules, grises...y el relevo del sol y la luna, gran luna llena rodeada de nubes cariñosas. Y con mis tacones he bailado, he bailado mucho, me he sentido libre, guapa, sensual y deseada bajo los ritmos de bachatas y kizombas...
 
 
 
Me ha gustado sentirme descalza, pero ahora...disfruto de mi dulce rutina como una niña con zapatos nuevos...

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