Etiquetas

viernes, 27 de septiembre de 2013

Nada


Palabras prestadas: Naturaleza, descalza, fuego, incienso y ritual.


Nada es mi nombre.
Nadie me cosuela, estoy triste.
Herida, sola, ensangrentada.
Abandonada a mi suerte.
Desnuda, descalza, desalmada.
No me han amado, ni respetado.
Me han sacado el jugo de mis entrañas.
Me han prendido fuego y he sufrido.
Han saqueado mis mares.
Me han devastado. Poco queda de mí,
y ahora vienen con rituales mágicos
con músicas ancestrales, vudú, incienso,
rezos, oraciones, mantras,,,
¿Para qué?
Demasiado tarde.
De nada servirán sus lamentos…
Si, ya es tarde, muy tarde.
Me tuvieron en sus manos,
yo les di cobijo.
Era suya, completamente suya.
Les amé incondicionalmente,
y ellos...
No me han dejado nada,
me han borrado hasta el nombre
Me llamaban naturaleza,
hoy, nada.


 

domingo, 22 de septiembre de 2013

Vargas Llosa



Tendría que hacer caso a Vargas Llosa
y escribir todo el tiempo hasta morirme,
o morir escribiendo, y no morir en vida
como hacen otros.

Tendría que leer más a Vargas Llosa
y ser una heroína, discreta pero heroína.
No quiero echar raíces en las nubes
mientras contemplo amaneceres.
Quiero brillar discretamente
pero brillar, al fin y al cabo.

Según ha dicho a veces Vargas Llosa
“Se escribe para llenar vacíos,
para tomarse desquites contra la realidad,
contra las circunstancias”.
Pero yo le diría a Vargas Llosa
que llenar vacíos no es tan fácil
que la realidad a veces nos supera
y las circunstancias son las que son.
Aunque seguro que él ya lo sabe.

Tendría que hacer más caso a Vargas Llosa
y leer todo el tiempo hasta aburrirme
de vivir otras vidas, de escuchar otras voces
de probarme otros trajes, de soñar.
Leer hasta desgastarme los ojos
y que me lloren 
Para después, llorar 
por la triste realidad.

La felicidad no existe
Porque según dice Vargas Llosa:
Sólo un idiota puede ser totalmente feliz
Y yo..., yo no quiero ser idiota.


 
Ilustración: Fernando Vicente, EL PAÍS

lunes, 16 de septiembre de 2013

Sombras

Sombras que aparecen
tras el rastro irrepetible de un instante.
La luz precisa, el viento justo
sol, arena, mar y tú,
poco más me hace falta
para sentir latidos extras en mis entrañas,
sístoles y diástoles que se multiplican,
más de lo necesario para subsistir.
Es amor, dicen.