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domingo, 17 de mayo de 2015

Pongamos que hablo de Manuela

Madrid se siente sola,
escondida, sin luz, en blanco y negro,
colores insalubres que se mezclan,
artistas callejeros que murieron
buscando otra pared para pintar.

En Lavapiés suspiran los bolardos
helados de frío, escurridizos.
En Gran Vía se ocultan las aceras,
huele a suciedad y a calimocho.
Villaverde agoniza, realojada
en jaulas subterráneas sin barrotes.
En Usera se juegan a los chinos
el último local hipotecado.

Los caminos se van desdibujando.
los mares, se pueden comprar o vender
según mercado.
El fugitivo emigró, y está en Berlín
de camarero.
A mi, poco me queda, ni deseo.
Las princesas son niñas, más que nunca.
Los pájaros dormitan en sus nidos,
adictos a Lexatín y algún placebo,
y las estrellas salen a deshoras.

Muerte a destiempo en las calles cercadas.
Madrid se va asfixiando, día a día
algún respiro queda, débilmente...

Ahora Madrid, es ahora
y Manuela Carmena, la esperanza.



Ilustración: Libertad Suárez.

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