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martes, 21 de julio de 2015

CREDO

Creo en mi padre, todo generoso
creador de mis huesos y mi carne.
Creo en mí entre todos sus hijos.

Cuando muera no quiero sepulturas,
tampoco descenderé a los infiernos.
No voy a resucitar,
sin cielo que me acoja.

Sentada a la izquierda, como siempre
esperaré, y que nadie me juzgue.
No creo ni en espíritus ni en santos.
Creo en la gente buena,
también en el perdón aún sin pecado.

La carne descompuesta no regresa.
Viviré eternamente
si me seguís leyendo.
Solo el verbo perdura, 
solo el poema crece.





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