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viernes, 9 de octubre de 2015


Al abuelo Pedro

Poema escrito a cuatro manos una tarde de otoño.
Gracias a mis primos María José, Ricardo, Mary, Pedro y Fernando que me ayudaron a inventar mis recuerdos.



Se enredan los recuerdos inventados
en las trenzas perdidas de mi pelo.
Siento nacer el poema,
Portugal, Inglaterra, España
unidas al mismo punto cardinal
de un corazón en guerra,
fosa común de Lorca en el recreo.
Imagino algunos sabores dulces
de miel y agua callada de la fuente,
otros tragos amargos da la vida.
Años de hambres curadas a destiempo
con caldo de castañas.
Entre hojas gigantes de tabaco
se escucha la Pirenaica, y de fondo…
ese tango de Gardel:
“Mi Buenos Aires querido
cuando yo te vuelva a ver…”
Flores en la tumba de sus sueños
de no volver y su alma marchita.
Ese dolor retorcido en los dedos,
con la frente cubierta
y mirada perdida.
Hoy sus nietos  escribimos la historia
de un hombre que nunca pisó la luna.
Comunista de bien y mala leche
que esconde disfrazado
el frágil esqueleto  de mi padre.  





    

       

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