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miércoles, 30 de diciembre de 2015

Dos vidas



Tristes instantes de gloria,
ensayos de placer
en el sitio equivocado.
Toda la luz en mi vientre
se volcó ciega 
ante unos ojos muertos.

Dibujé realidades,
rompí sueños,
busqué refugio en el cariño,
lejos del campo de batalla.
Pude descansar, respirar hondo
y recoger con mis manos
toda la paz y algunos versos.

Subí a los escenarios,
recité poemas con espinas,
y alguna rosa regalada.
Alcé mi voz en las calles,
pongamos que hablo de amistad,
de amor, de compromiso.

Corrí en busca de la nada
y me encontré con una niña agonizante,
que sonríe ante esas dos vidas
que se abren paso ante sus ojos.

Renacerá, renaceré,
en el alegre instante
de sus primeros llantos,
y todo, o casi todo,
habrá merecido la pena.






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