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martes, 20 de junio de 2017

“…Como perros las cosas no existen sin el amo.” GLORIA FUERTES.



Ya no existe la casa,
ni la puerta de entrada,
a nadie recibe el recibidor.
Triste el reloj sin pared, ya no marca las horas,
se suicidó a destiempo.
La mesa de fumador está que echa humo,
nadie fuma  en la casa que no existe.
La ventana se tira las horas muertas,
desespera porque ya nadie se asoma.
Las plantas se cansaron de echar raíces,
sin agua de mayo y sol de la mañana.
Plantado resiste aquel cactus diminuto
que se negó a florecer .
Trapos y calcetines sin remiendo
esperan a ser tirados algún día
desde que se fugó la caja de los hilos.
El viejo televisor ya no habla solo,
ese parqué yace limpio y reluciente.
El pasillo se estrecha tanto en la casa,
las alcobas se duermen a deshoras
sin ventilar y sin ambientadores,
se ahogan y se hacen cruces desnudas.
No es casa, no es hogar, es frío,
es eso que reposa en el trastero
y que yo saco a la luz.